1.25.2011

PROYECTO ESCUELA DE MÚSICA ARCO IRIS DE SALDÁN


ESCUELA DE MÚSICA ARCO IRIS DE SALDÁN



“Si todos los padres y maestros despertaran a la naturaleza inherente de sus niños y les proporcionaran un ambiente ideal, todos los niños adquirirían una habilidad extraordinaria.
Entre los niños del mundo no hay excepciones.”  

  Shinichi Suzuki.                       
                                                                        
























“Educar es facilitar el desarrollo del ser pleno”   



     Rudolf Steiner                                    

















 Silvia Susana Robles,
Nace el 25 de julio de 1959, en Quilino  un pueblo del norte de Córdoba.
Ejerce la docencia en Jardín de Infantes desde hace 30 años
Vive en Saldán desde el año 90.
Trabaja en el Jardín Nogal Histórico, establecimiento que depende del Gobierno de la Provincia de Córdoba.
Se desempeña como maestra de sala de 5 años, en ese Jardín,
Se ha capacitado en Educación durante casi toda su vida. Ha cursado algunos años de Ciencias de la Educación, y conformado varios grupos de estudio sobre psicogénesis y constructivismo, 
Es profesora de Danzas folclóricas, tiene estudios de música, recibio formación en musicoterapia.
Se formó como Maestra Waldorf en estos últimos años de su carrera.
Tiene la casa en el pueblo donde  trabaja y la comparte con dos hijos, Clara y Francisco y un nieto de 1 año y medio, Elian.
Hace ya 13 años que fue gestando este Proyecto,
Nació,  grupalmente en el año 2000, ya que anteriormente había abierto el espacio, sola, para dictar un Seminario de musicoterapia para docentes y trabajadores de la salud.
Hoy 25 de enero del 2011 es compartido por este medio con quienes quieran conocerlo y ayudarlo a crecer.


FUNDAMENTACIÓN:

No han sido pocas las cosas que han impactado  mi alma,  a lo largo de la vida.
De esas impresiones, de las maravillosas y de  las terribles, han surgido  impulsos,  sueños,  ideales y la vocación que me llevó a pensar  esta Escuela.
La frase de Suzuki llegó, cuando llevaba a mi hija a estudiar violín y su profesor me contó de este maestro japonés, de sus inspiradores descubrimientos pedagógicos.
 Resonó en mi corazón como algo que ya conocía, y creo tiene que ver con una fuerza, que surge en todos los seres humanos, cuando en situaciones límites, la invocamos, y   está más allá de la condición natural, son fuerzas de índole espiritual.
Muchos son los maestros que a lo largo de la vida, nos abren estas puertas.
A veces enfrentándonos con nuestras limitaciones,
 Otras, ayudándonos a desarrollar capacidades.
Algunos desde sus anhelos más positivos y otros desde actitudes destructivas que nos obligan a despegar para auto superarnos.

En el contexto familiar desde muy chica y hasta hoy, la música tuvo una fuerte presencia,  en los vínculos, en las reuniones familiares, en las estimulaciones y nutrientes culturales, y en los principios y valores con que fui educada.
Estudié piano y guitarra desde muy chica inspirada por mi madre que era una música intuitiva. Me embelesaba escuchándola cantar o tocar el piano de oído y deseaba ser como ella cuando creciera.
Estas imágenes, que de niños recibimos, no se borran a pesar de las futuras decepciones que podemos sufrir cuando crecemos y vemos desde un lugar más crítico a nuestros adultos, porque lo mejor de ellos ya quedó impreso en nuestras almas.
Más tarde, mis hijos también fueron creciendo en torno a la música, gozándola y deseándola y aprendiéndola como camino expresivo. Los seres más cercanos a mis afectos, pareja, amigos, hermanos, todos signados en sus vidas por la música en particular, o el arte, en general. 


Por otra parte, en la tarea como Maestra de Jardín, me encontré muchísimas veces, siempre, diría, con niños talentosos, sensibles, creativos, vivos, curiosos.
 Muchos estaban allí frente a mí, esperando por maestros que nos comprometiéramos con sus verdaderas necesidades:
las de índole básica, como alimento, ropa y atención sanitaria, lo cual en muchos casos, por carencias en sus hogares, también era indispensable satisfacer para continuar su desarrollo personal.
Y también su avidez por lo bello, lo bueno y lo verdadero.
Ante la oportunidad de aprender, lo hacían de todas maneras y a pesar de sus situaciones sociales, económicas, desarrollando capacidades, habilidades y conductas sensibles y creativas que me dejaban boquiabierta.

Leyendo a Suzuki en su libro “Hacia la Música por amor” advertía una vez más la existencia de estas fuerzas espirituales en los seres humanos  que se pueden desarrollar solo mediante una educación adecuada.


 En un niño, al igual que en una semilla, se encuentra un universo plegado, que se manifestará en un hombre pleno, en el caso de un niño y en una planta, en el caso de una semilla, en la medida que sus potencialidades sean incentivadas adecuadamente.
 ¿No es verdaderamente inspirador contar con esta certeza?
                                     Sí,
 cuando se lleva en el alma el deseo de aprender y de que otros lo hagan, a pesar de las limitaciones de la naturaleza humana, de las circunstancias de nuestros nacimientos y biografías.

Algunos alumnos de violín en el patio de la Escuela, bajo el chañar con la maestra


Así el camino real, en diferentes contextos  se vuelve siempre un gran desafío.
  El pensamiento  de Rudolf Steiner me llega en el contexto del Seminario de Formación en pedagogía Waldorf que empiezo a cursar cuando la Escuela de música ya tenía 4 años de existencia.
Steiner crea las Escuelas Waldorf en la Alemania de la posguerra, como un impulso social y proponiendo un cambio esencial de mirada del ser humano.
 La situación moral y anímica de un pueblo, después de la experiencia de una guerra, es devastadora y desoladora. Hay una crisis que no solo tiene que ver con la economía, sino también con los valores que sostienen al hombre sobre la tierra.
(Llama la atención que estas dos personas, Steiner y Suzuki, salen al mundo con sus procesos creativos y espirituales después de haber experimentado la guerra).

 La propuesta social de Steiner se basa en una jerarquización del individuo donde la Educación debe mirar al niño y reconocer en él sus verdaderas y más profundas necesidades acompañando el proceso de desarrollo de ese ser para que pueda expresar la verdadera naturaleza de su alma, y no al revés, donde es el individuo el que está al servicio de la estructura social.

En Latinoamérica en general, en argentina en particular y en nuestra pequeña comunidad de saldán, crear estos espacios, saliéndose del ámbito oficial, para mantener el estado de libre pensamiento, y de acciones independientes de los intereses políticos,
 Es un verdadero desafío espiritual, material y social.
Pero junto a otras personas que se fueron uniendo a este sueño, la escuela de música arco iris nace, y se ha ido desarrollando año tras año.



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Caracas 94. Saldán.
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